Por: Mario A. Aguilar
Joya
Doctor
en Medicina y estudiante del Doctorado en Teología
Recientemente
el Papa Benedicto XVI proclamó Doctora de la Iglesia a Hildegarda de Bingen. El
título de “Doctor o Doctora de la Iglesia” se concede a personajes que por su
manifiesta integridad, la profundidad espiritual de sus obras y por su santidad
insigne, la Iglesia Católica los reconoce como perentorios maestros de la fe y
les otorga ese preeminente título. En total se han proclamado cuatro Doctoras de
la Iglesia: Teresa de Ávila (1515-1582), Catalina de Siena (1347-1380), Teresa
de Lisieux (1873-1897) e Hildegarda Bingen (1098 – 1179).
Hildegarda
nació décima hija de Hildeberto y Matilda y como tal ellos la ofrecieron como
“diezmo” y la consagraron desde el inicio de su
vida a la Iglesia, así ingresa al convento a la edad de ocho años. Su
vida transcurrió en lo que se llamo posteriormente el “Renacimiento del Siglo
XII”, época en la cual Europa experimenta importantes cambios, tanto en el aspecto
demográfico, social, económico, cultural e intelectual.
Como
Abadesa, Hildegarda fue una mujer brillante de su siglo, escribía en latín idioma generalmente usado por el clero, por
las mujeres y hombres intelectuales de esa época. Hildegarda de Bingen se ha
convertido en una de las figuras centrales
del medioevo y la única mujer de su tiempo con un repertorio de obras
teológicas y científicas que sobrepasan a las de sus congéneres masculinos. Sin embargo, aun cuando escribió mucho sobre
teología, también compuso música y escribió sobre botánica, en esta área aun se
estudian algunas plantas descritas por ella para descubrir sus propiedades
curativas y producir nuevos medicamentos;
como tal es considerada la Patrona de la Medicina Botánica.
Sus
célebres escritos también incluyen la medicina curativa, sin embargo escribió
mucho más acerca de la medicina preventiva. En una época en donde las
infecciones y las pestes arrasaban con poblaciones enteras, Hildegarda hacía
énfasis en que los pobladores se lavaran las manos frecuentemente y que
hirvieran el agua antes de consumirla, medidas de prevención de enfermedades
que aun son vigentes en la actualidad. Aun cuando no tuvo estudios formales
sobre medicina, se le considera como la “Primera Mujer Médica”, ya que escribió
al menos dos grandes obras médicas. En su obra Physica trata sobre los
medicamentos naturales —de origen
vegetal, animal, mineral— y su uso en
las enfermedades psico-físicas. En el Libro de la Medicina Compleja o Causa
et curae trata sobre la relación de causa y efecto del medio que rodea al
enfermo y las enfermedades que este adolece.
No
hay duda que Hildegarda de Bingen es Doctora de la Iglesia, sin embargo decir
que Hildegarda es sólo Doctora de la
Iglesia es quitarle méritos. Hildegarda de Bingen es el prototipo de mujer
polifacética y culta que produjo cambios y progresos en las Ciencias y Artes de
su tiempo, los cuales perduran a la fecha.
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