lunes, 11 de agosto de 2014

¿ODIUM THEOLOGICUM?



Por: Mario Aguilar Joya

El término “Odio Teológico” se refiere a la antipatía que se genera en función a áreas relacionadas a la religión o de las creencias que profesan los individuos. La violencia generada por este tipo de odio no se circunscribe al plano intelectual, verbal o escrito; sino que en la mayor parte de casos trasciende a agresiones físicas con todo el espectro que esto conlleva; llegando en casos extremos incluso a la persecución, secuestro y exterminio.Ya en el siglo XVII   el filoso racionalista y pensador religioso holandés  Baruch Spinoza decía que  “El Odio Teológico, es el peor de todos los odios”
A primera vista el titulo parece contradictorio e imposible: ¿Odio Teológico?  Cómo puede ser posible si la Teología es, entre otras cosas, el Estudio de Dios que es Amor y Misericordia. ¿En dónde cabe que dentro del estudio teológico del Amor de Dios exista espacio para el odio? Y es que lamentablemente la historia está llena de ejemplos de esta práctica, tanto entre miembros de la misma denominación, como miembros de diferentes creencias religiosas.   Después de la Reforma y por mucho tiempo los protestantes no  consideraron como cristianos a los católicos, algunos católicos no ven bien las formas de celebrar la Eucaristía de otros grupos, que igualmente son católicos. Se llega a pensar que los judíos y mormones tienen un «Dios diferente». El concepto llevo a mencionar al Presidente George Bush que «El Dios de los Cristianos estaba molesto con el Dios de los Musulmanes»  en una alusión completamente equivocada pero con la finalidad de justificar una invasión y posteriormente el inicio de una guerra. Subsiguientemente, la administración del presidente Bush utilizo el nombre de "Operación justicia infinita", para definir  su cruzada antiterrorista; este título fue ofensivo tanto para musulmanes como para cristianos.
En la actualidad son conocidos mediáticamente dos ejemplos extremos de Odio Teológico:  En primer lugar el caso de Boko Haram que es el nombre de un grupo terrorista fundamentalista islámico, cuyo nombre traducido es “La Pretensión es Maldición” o a veces traducida también  como “La Educación Occidental es Pecado”. Esta agrupación es la responsable del secuestro de 276 adolescentes de entre 12 y 16 años de edad, hecho perpetrado en Chibok, una villa tradicionalmente cristiana en el Estado de Borno, que es predominantemente Islámica,  la cual se encuentra  situada en Nigeria; más aún se estima que alrededor de 2000 cristianos han muerto en esa zona en lo que va del año. El segundo caso es el de la Doctora Mariam Ishaq de Sudan quien se convirtió al cristianismo y se encuentra en cárcel con su hijo de dos años, el caso es más conmovedor, pues ella estaba  embarazada y dio a luz en prisión. Ha sido condenada a muerte por el delito de “incompatibilidad religiosa”, es decir que cambio de religión para poder casarse con un cristiano. Definitivamente estos son ejemplos actuales del Odio Teológico Descomunal: Tanto los cristianos masacrados por su fe,  las adolescentes que  han sido secuestradas y maltratadas por el hecho de ser cristianas, como personas que son castigadas por cambiar de religión.  Todo esto se comete ante la relativa pasividad del mundo entero y con la consecuente impunidad.
Podríamos especular que esos son casos extremos y exagerados, en donde la violencia y el maltrato subyugan la razón y la espiritualidad. Podríamos  llegar a pensar, equivocadamente, que eso solamente ocurre en lugares distantes;  sin embargo lastimosamente, aun sucede frecuentemente en todos lados, sobre todo en casos donde la intolerancia religiosa lleva a miembros de la misma denominación religiosa a creer erradamente que solo sus formas de culto son las correctas, fenómeno denominado «capillismo» o aquellos  que excluyen a otros porque no creen en «el mismo Dios», al actuar así, estas personas están haciendo realidad la famosa cita de Víctor Hugo quien decía que “Mientras más pequeño es el Corazón de los hombres, más odio alberga.”
Tratar este fenómeno no es fácil, sin embargo una forma de sobreponerse a este flagelo mundial es a través de la Tolerancia Religiosa, el Diálogo Interconfesional y el Ecumenismo: El entender que a pesar de pertenecer a diferentes denominaciones, todos somos iguales, complementarios y sobre todo Hijos del mismo Dios.