martes, 17 de julio de 2012

Repensar el mal. De la ponerología a la teodicea de Andrés TORRES QUEIRUGA (Recensión)



Por: Julio Rafael Gutiérrez

TORRES QUEIRUGA, Andrés, Repensar el mal. De la ponerología a la teodicea, Editorial Trotta, Madrid, 2011.
376 páginas.
ISBN: 978-84-9879-194-5

Andrés Torres Queiruga, autor de más de una docena de libros, es Doctor en Filosofía y Teología, profesor de Teología Fundamental en el Instituto Teológico Compostelano y de Filosofía de la Religión en la Universidad de Santiago. Su preocupación fundamental es repensar la fe, actualizando su comprensión, de tal manera que sea posible recuperar hoy la experiencia cristiana originaria.
El propósito fundamental del libro es mostrar que hoy es posible, legítimo y necesario fundar críticamente una teodicea, desde presupuestos actuales (p. 22); su punto de partida es el dilema de Epicuro (p. 16),y el desarrollo del texto es un diálogo con las diferentes respuestas que se han dado a los desafíos planteados por dicho dilema, tanto en el ámbito creyente como en el no creyente, y que se resumen en las dos posturas siguientes: o Dios no puede contra el mal o no es bueno porque lo permite.
El desarrollo del texto es como sigue: en la época medieval, el dilema no representó ningún problema: «aceptar el mal era tan obvio como actitud personal y resultaba tan plausible socio-culturalmente, que el dilema no se concebía como cuestionamiento de la fe en Dios» (p. 159). El problema surgió en la Modernidad, con la instauración de la autonomía de la razón y el descubrimiento del mundo y su intrínseca causalidad. Ya no fue fácil conciliar la fe en un Dios omnipotente y bondadoso y la existencia del mal: «El ateísmo sería a todas luces el resultado más coherente; y, de hecho, esa es la consecuencia que ha sacado una buena parte de la cultura moderna» (p. 158). Y no fue fácil la conciliación porque los argumentos esgrimidos, a favor o en contra de Dios, no lograron diferenciar los planos del discurso: se seguía pre-suponiendo la idea del Dios interventor, del período anterior, pero se reivindicaba la autonomía del mundo. La conclusión lógica fue la dificultad de aceptar la fe en Dios.
Si el mal se consideró la prueba más contundente de la inexistencia de Dios, también se puede considerar un camino para llegar a Él. El mal no es asunto de Dios, sino de los seres humanos: «la raíz última, la definitiva condición de posibilidad del mal está en la finitud» (p. 108), finitud del mundo y del ser humano. Precisamente por eso es una posibilidad real para el encuentro con la Trascendencia. Solamente que, en su consideración como tal, hay que respetar las reglas de todo análisis metodológico, su rigurosidad y su profundidad, y cumplir con aspectos elementales como el diálogo respetuoso y la escucha atenta, en contra de posturas dogmáticas y apologéticas. En esto consisten la ponerología y la pisteodicea.
El libro comienza con una extensa introducción al debate heredado por el enigma del Epicuro, que sirve al lector para ambientarse en el tema. Incluye la presentación de nacimiento de la «teodicea» en la Modernidad, con el diálogo Leibniz-Bayle. En este momento, el autor presenta su tesis central, que luego la recordará constantemente, con el fin de que el lector no se pierda en los debates que sostiene con sus interlocutores, entre ellos San Pablo, Santo Tomás, E. Kant, M. Heidegger y K. Rahner, quienes se han dedicado también a «re-pensar» el mal.
La parte principal del libro son los capítulos dedicados a la ponerología, la pisteo-dicea y la teodicea. La ponerología es el análisis del mal en su nuda realidad, con el fin de presentarlo de forma clara y distinta, siguiendo el análisis fenomenológico; el objetivo de este análisis es mostrar cómo la presencia de pre-juicios en cualquier discurso, sin su debida consideración, puede llevar a conclusiones nefastas, como la creencia en la posibilidad de un mundo sin mal. La pisteodicea es el intento legítimo de todo ser humano de querer entender el mal, siempre y cuando lo haga con honradez intelectual; en estos intentos caben las explicaciones teológicas, filosóficas y científicas, las ateas y las creyentes, las cristianas y las no cristianas. Finalmente, la teodicea es la respuesta cristiana desde la fe en Dios, que con su lógica específica afronta los desafíos del inevitable mal en el mundo, en diálogo y colaboración con otras disciplinas. Resuelve las contradicciones mostrando las trampas (pre-juicios) subyacentes de los argumentos clásicos y ubicándolos en su justo lugar.
El título es coherente con el texto del libro, pues éste es un re-planteamiento, amplio y bien fundamentado, acerca del mal. El constante recordatorio de la tesis central, lejos de parecer repetitivo, como sospecha el autor, es un recurso pedagógico muy útil para mantener al lector siempre ubicado en la lectura. Su amplia bibliografía le da una gran riqueza, sin embargo es lo que lo hace un texto para iniciados.

Tensiones y conflictos de la teología en su historia de Adolfo GALEANO ATEHORTÚA (Recensión n. 2)


Por: Mauricio Campos Huezo


GALEANO Adolf, Tensiones y conflictos de la Teología en su historia, San Pablo, Medellín 2008.
316 pp.
ISBN: 958-607-364-5

Fray Martin Adolfo Galeano Atehortúa, catedrático teólogo suramericano, firma sus escritos como Adolfo GALEANO, Licenciado en Filosofía de la Universidad San Buenaventura (Colombia), Licenciado y Doctor en Teología de la Universidad Gregoriana (Roma), ocupa altos cargos de dirección universitaria en Colombia y profesor visitante en el exterior de importantes Seminarios. Otros libros escritos: El concepto de reforma según Y. Congar. Una eclesiología precursora del Vaticano II, Bogotá 1991; La situación humana a la luz del Evangelio. Guías homiléticas, San Pablo, Bogotá 1997; La situación humana a la luz del Evangelio, San Pablo, Bogotá 1998; La situación humana a la luz del Evangelio, San Pablo, Bogotá 1999 y La Universidad Franciscana. Evangelización y Postmodernidad, Medellín2004.
El autor lo guía en un viaje de historia atomizada de más de 2000 años, desde c.a. 185-254 teología ortodoxa oriental, San Atanasio de Alejandría, teología antioquena, bizantina y rusa, como la antesala de la teología católica occidental-latina, con San Agustín (354-430) y Santo Tomas de Aquino (1225-1274),teología franciscana y jesuita. La modernidad, con la escuela de Tubinga, La Nouvelle Théologie, post Vaticano II, la teología católica norteamericana, anglicana y evangélica, la neo-ortodoxia o teología de la crisis de Karl Barth (1886-1968) y su Epístola a los Romanos (1919), criticando a los liberales como un recuento de experiencias religiosas humanas, apoyándose en la Escritura y en la Fe de la Iglesia, Fides Quarens Intellectum.
Con este primer viaje, lo invita a incursionar a América Latina, con la primera evangelización de América (Siglo XVI), identificando “dos orientaciones complementarias: la histórico-escatológica de los franciscanos, agustiniana en su fondo, y la de Salamanca, tomista-vitoriana y jesuítica” (p.137), como producto de la influencia de la teología barroca, neo-escolástica, Nouvelle Théologie y progresista europea. La década de los 60s, del Vaticano II, La Humanae vitae, la Populorum progressio, con la teología latinoamericana de la liberación.
Así nos prepara para centrarnos en Colombia, país testigo del desarrollo del pensamiento teológico de GALEANO, allí su riqueza testimonial, identificando 5 etapas de la teología in situ: la primera evangelización; la Colonia; antes y durante la Independencia; la neo-escolástica de finales del siglo XIX a mediados del siglo XX y la última etapa, con el Concilio Vaticano II y Medellín (1968).
El centro de discusión de este libro, es que no existe una corriente propia de teología latinoamericana, al contrario se encuentra en crisis, y toma como método, la experiencia Colombiana, país muy influenciado por la teología barroca hispana de Santo Tomas (teología tomística de Salamanca), caracterizándose de un choque violento entre la  modernidad liberal -de la filosofía francesa anticristiana- y el cristianismo, una teología en defensa del orden social imperante. Allí la tensión con la teología jesuítica, que “el poder temporal no viene directamente de Dios sino de la voluntad popular” (p.235).
Al Corpus theologicum colombianum dice el autor, le falta aportes de la teología agustiniana-franciscana: sentido de la historia, lo escatológico y sentido del mal y del pecado. Sin embargo reconoce esfuerzos de hacer teología en Colombia, pero al final se vuelve ideología, como el pensamiento sociopolítico del ex sacerdote Camilo Torres (1966).
El libro de Galeano, podría enriquecerse con la mediación de los sacerdotes, mártires y santos en la teología cristiana: Rutilio GRANDE (1977), Ignacio ELLACURÍA (1989), Monseñor Arnulfo ROMERO (1980), que en sus escritos y homilías están los presupuestos de una teología latinoamericana, pero el autor metodológicamente evita incursionarse a la década de los 70s y 80s, invitando al lectora una segunda parte de la teología cristiana latinoamericana que se encuentra en crisis, donde la experiencia centroamericana juega un papel importante en los siguientes años, con una muerte violenta de sus principales autores y con repercusión en el debate escolástico de la teología en Latinoamérica. Segunda parte difícil de escribir para un sacerdote que enseña teología, que no puede obviar los escritos de Jon SOBRINO y obviar evitar el retiro del nihil obstat de sus obras (2007).
Lo valioso de este libro teológico de GALEANO, es que ubica al lector en un contexto pragmático, histórico, bibliográfico, la discusión de la modernidad y la teología cristiana latinoamericana, teniendo como experiencia Colombia, que con Medellín (1968), fue un cambio de lo neo-escolástico y la escolástica tomista barroca heredada de la época colonial, y su herencia en la conferencia de Puebla (1979). Estos hechos reflejan lo convulsivo de la sociedad colombiana en los 60s, con la proliferación de movimientos guerrilleros, que incluso hoy en día se encuentran algunos vigentes y el pensamiento del sacerdote Camilo Torres, sigue siendo un tema en el debate teológico e  ideología.
En el fondo propone un método para identificar las diferentes categorías y rol de la iglesia y sus miembros en la teología cristiana en otras latitudes de Latinoamérica y como responden a la modernidad.

La Iglesia de los mártires. Una lectura latinoamericana desde El Salvador y Guatemala (1977-1998) de Juan Vicente CHOPIN PORTILLO (Recensión)


Por: Fernando Alfredo Rivas

CHOPIN PORTILLO, Juan Vicente, La Iglesia de los mártires. Una lectura Latinoamericana desde El Salvador y Guatemala (1977-1998), Universidad Don Bosco, San Salvador, 2010. pp. 193.
El tratado teológico La Iglesia de los mártires del Dr. Chopin está desarrollado en tres capítulos que forman parte de su tesis doctoral discutida en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma, en el año 2008, bajo la dirección del Profesor G. Colzani y que representa una lectura eclesial del martirio en el siglo XX que comprende a Latinoamérica y concretamente a El Salvador y Guatemala, en el período que va de 1977 a 1998.
Los tres capítulos a los que me refiero son:
  1. El siglo XX, siglo de mártires: el martirio en América latina
Este capítulo representa el contexto histórico en el cual el teólogo hace sus valoraciones, es de fundamental importancia puesto que viene centrado en cuatro acontecimientos martiriales: el martirio del P. Rutilio grande, SJ (12 de marzo de 1977); el martirio de Mons. Romero (24 de marzo de 1980), el acontecimiento martirial de los sacerdotes de la UCA (16 de noviembre de 1989) y el martirio de Mons. Juan Gerardi (26 de abril de 1998 en Guatemala). Sus fuentes principales para este primer capítulo son La Comisión de la Verdad que describe la versión (tenida como oficial) de los acontecimientos violentos en El Salvador en tiempos de guerra, también para el caso de Guatemala su fuente principal es la Conferencia Episcopal de Guatemala y la Oficina de derechos humanos de la misma.
  1. El “retorno” de los mártires a la Iglesia: del “Dios crucificado” al “Pueblo crucificado”
En este capítulo se hace un análisis de lo que significa memoria, se privilegia el concepto de memoria de J. B. Metz el cual entiende la memoria no como un simple recuerdo de acontecimientos sino como «memoria peligrosa», en cuanto pone en discusión el presente (p. 73), es de este modo que tiene sentido la memoria de los mártires sobre todo porque la misma fe cristiana está en la memoria en uno que fue «martirizado en una cruz» (p. 75). Se recupera así la centralidad del acontecimiento de la cruz como elemento fundante de la Iglesia. Así se puede hablar de la Iglesia de la misericordia o la Iglesia de los pobres que significa una Iglesia al lado de los que son privilegiados a los ojos de Cristo «los mismos pobres» en ese sentido los mártires son expresión de la Iglesia tradicional, por eso se puede hablar de Iglesia de la misericordia, Iglesia de los pobres o como dice el Dr. Chopin «La Iglesia de los mártires» el teólogo entiende el martirio no en la línea tradicional de odium fidei, sino en la modalidad de odium caritatis en el sentido de que los asesinos ya no asesinan sólo por odio a la fe sino por motivos ideológicos o por odio a las personas que defienden los derechos humanos; el ataque va orientado no a la fe, sino a su consecuencia más normal, es decir, «el ejercicio de la caridad» sentencia el teólogo. J. B. Metz, J. Moltmann y otros autores, más documentos del magisterio eclesiástico son las fuentes de las cuales se vale el Dr. Chopin para abordar este segundo capítulo.
  1. La Iglesia de los mártires. Una lectura Latinoamericana
Este es el capítulo conclusivo del tratado teológico que define a la Iglesia como Iglesia de los mártires en la línea del odium caritatis, esta es la causa de los grandes mártires del siglo XX, cuyo caso emblemático es Mons. Romero quien participa del acontecimiento martirial de la cruz de Cristo. Romero practica como obispo una pastoral de la Iglesia de la misericordia o Iglesia de los empobrecidos, lo vive de tal manera hasta dar testimonio con su muerte martirial, no porque haya estado delante de un tribunal sino por promover la liberación y consecuente promoción del empobrecido víctima del hombre injusto. La fuente principal para el abordaje de este capítulo aparte de los teólogos de la UCA y otros, son el diario y los escritos de Mons. Romero.
La Iglesia de los mártires constituye un tratado teológico-eclesial a partir del testimonio de los mártires que significa una lectura en un período histórico concreto, creo que este trabajo debe ser situado como lectura «necesaria» para cualquier persona que se esté iniciando en el estudio de la teología en general y de modo particular en la teología latinoamericana dado que aparte de que se sitúa en una historia muy nuestra es un trabajo que está muy bien documentado y abordado de modo agudo en honor a la verdad. El autor pone en debate diversas cuestiones teológicas y a la hora de hacer un señalamiento crítico lo hace sin temores amparado por la exhaustiva investigación realizada. Por lo que se invita a la lectura y profundización del mismo.

Tensiones y conflictos de la teología en su historia de Adolfo GALEANO ATEHORTÚA (Recensión n. 1)



Por: José Luis Alvarado Guevara

GALEANO ATEHORTÚA, Adolfo, Tensiones y conflictos de la Teología en su historia, San Pablo, Bogotá (Colombia) 2008.
316 páginas.
ISBN: 9789586073646.

Adolfo Galeano Atehortúa, es Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, también es profesor de teología en varias facultades e instituciones de teología en Colombia y Estados Unidos de América. Ha publicado seis libros y más de cincuenta artículos en distintas revistas de teología; entre sus publicaciones destacan: El Concepto de reforma en la iglesia según Y. Congar, La situación humana a la luz del evangelio (1997, 1999, tres tomos) y La universidad franciscana, evangelización y posmodernidad (2004).
El libro desarrolla una descripción de la transición histórica de las distintas corrientes de pensamiento teológico, sus principales exponentes, sus principios básicos, sus enfrentamientos y tensiones. Según el autor no pretende que sea una historia completa de la teología, sino un esfuerzo por mostrar algunas de las tensiones y conflictos que a través del tiempo han afrontado las principales corrientes teológicas, explica además, las dificultades y el fracaso de la modernidad en su propósito de secularizar al esjaton cristiano.
Al abordar la teología ortodoxa expresa que se fundamenta especialmente en la tradición y en los padres, perdiendo el carácter misionero, al preservar la verdad cristiana del desgaste y de las distorsiones históricas, encerrándose dentro de sí misma Por ello la teología ortodoxa es principalmente litúrgica, transmite las verdades de la fe mediante los servicios litúrgicos y a través del uso de iconos como objetos religiosos; es un cristianismo vuelto hacia el mañana que vendrá con el Reino de Dios.
Luego al referirse a la teología católica occidental- latina, define que es más cristocéntrica que teocéntrica, además de responder a una liturgia práctica que integra la contemplación, la adoración del misterio con la escucha de la Palabra y pues afirma fuertemente el filioque. A esta teología pertenecen la cultura occidental, la medieval, renacentista, barroca y latinoamericana. De manera particular se aborda las corrientes teológicas: la agustiniana y la tomista.  La primera con una profundidad asombrosa en el misterio de Dios y de Cristo, y en la realidad antropológica e histórica.  La segunda de orientación mas teocéntrica que cristológica le da una firmeza conceptual, lógica, racional y objetiva. Afirma también que las congregaciones que han cultivado la teología católica son: el agustinismo franciscano, el tomismo dominicano y la corriente jesuítica del tomismo.
El autor hace énfasis en el fracaso del modernismo, cuando contrapone al Dios cristiano con la diosa Razón o la Diosa Naturaleza, en la búsqueda de una teoría que haga comprensible el misterio del mundo y donde la razón es reemplazada por el placer y la voluntad, donde no importa si algo es verdadero, lo importante es que me gusta. Esta situación obliga a una nueva transición, a un nuevo fenómeno cultural conocido como la postmodernidad, que valora la diversidad, la cultura, el desorden entre otros. No obstante las diferentes corrientes, el modernismo entra en crisis y agoniza, mientras que el cristianismo sigue adelante.
En el análisis de la teología protestante, el autor la define como intelectualista y especulativa, debido a que los Misterios del Cristianismo se adoran a través de la liturgia, es un Cristo pensado en el discurso de la palabra predicada y que el conocimiento de Dios se encuentran en el Cristo crucificado, de lo cual toda teología es sabiduría de la cruz.
Arribando a la Teología en América Latina explica se desarrollo sobre la base de dos orientaciones antropológicas que no son contradictorias, sino dialécticamente complementarias: El histórico escatológico y la de Salamanca. La primera, de fondo agustiniano, mira el futuro desde el punto de vista del dinamismo histórico cristiano que proclama la revelación, es decir del Misterio de Dios en la historia, en el amor, la misericordia y la salvación. La segunda, de fondo tomista-vitoriano y jesuítica, mira el presente de la sociedad expresado a través de la razón y el orden natural (orden y justicia con trasfondo metafísico), ve al hombre como ser racional capaz de realizar el bien, lo que produce agitación de la historia. Sin embargo, ninguna de las dos ha logrado crear el modelo de sociedad que proponen, puesto que no es tarea teológica construir el orden político, económico o social, es religioso, es espiritual. Producto de estas corrientes surgen la escolástica barroca decadente, la neo escolástica, la teología progresista europea, la Nouvelle Theologie y la Teología de la liberación, que al igual que las anteriores, enfrentan tensiones por la perspectiva terrenal o espiritual que desarrollan, de lo que se concluye que las corrientes teológicas de la modernidad en general, fueron desarrolladas bajo la perspectiva terrenal y no espiritual, lo que indica que como corrientes materialistas son temporales, entran en crisis y desaparecen, las únicas corrientes que se mantiene a través del tiempo son las que se desarrollan a través del complejo y rico patrimonio del evangelio del misterio de Dios y su hijo, es decir menos ideológicas y mas espirituales.
La lectura de este libro me ha resultado de mucho provecho, pues como estudiante de teología y neófito en estos conocimientos, me resultó muy fructífero leer en una forma ordenada los orígenes y desarrollos de las diferentes corrientes teológicas a través de la historia, a partir del nuevo testamento. La lectura es bastante clara y comprensible, aunque que en algunas ocasiones tenía que volver a leer y buscar el significado de algunas frases que por no ser del idioma español, era necesario buscar el significado en otras fuentes de información.
Además el libro plantea los principales representantes de las diversas corrientes teológicas, así como sus principios básicos o fundamentales. Además me permite tener una visión de las distintas tensiones y divergencias surgidas por las distintas concepciones teológicas, las cuales reafirman que el mundo humano es una constante lucha hegemónica de status, poder y aparentes verdades, de las cuales la Iglesia en general no ha sido la excepción ; es decir que el hombre y en este caso las corrientes teológicas, no buscan mejorar su relación con Dios a través del estudio profundo de su misterio, sino estudiar a Dios, como objeto de estudio o de comportamiento, lo cual desde mi humilde punto de vista es imposible, es como querer enseñarle a Dios a ser Dios.
Finalmente, que el desarrollo de las corrientes teológicas surgidas en el mundo cristiano se ha desarrollado por etapas y según el escenario histórico- ambiental de la época, lo cual indica que las ideas cristianas no deben seguir corrientes ideológicas, mucho menos ser transformadas por ellas. La iglesia existe para evangelizar, para cumplir la tarea esencial de enriquecer el espíritu, de conocer y acercarse a Dios, como señor y creador de todo lo visible y lo invisible.

Jesús hoy. Una espiritualidad de libertad radical de Albert NOLAN (Recensión)



Por: Erick de Jesús Cruz Castro.

NOLAN, Albert, Jesús, hoy. Una espiritualidad de libertad radical, Sal Terrae, Santander 2007.
 263 págs.
ISBN: 978-84-293-1705-3.

El libro Jesús hoy, una espiritualidad de libertad radical contiene cuatro partes, 17 capítulos, finalizando con una extensa bibliografía y un índice onomástico y analítico. 
El autor nos presenta como tesis fundamental el seguimiento de Jesús en nuestra realidad presente. Realidad compleja, influenciada por los diferentes acontecimientos que han  dañado la relación con Dios, consigo mismo, con la naturaleza y con los demás. Es necesario replantearnos desde Jesús, una libertad radical desde el paradigma del «reino de Dios», que nos lleve a transformar nuestro mundo antes que este mundo nos pase la factura a todos dada la influencia del individualismo y de un capital que se pretende como horizonte encarnar el mal expresado en el ego del hombre posmoderno, irrespetando tanto a los seres humanos, hijos de Dios, como al entorno, la naturaleza y la creación.
Para Nolan,  ésta espiritualidad radical se basa en que Jesús: «fue capaz de ponerse en pie y contradecir los supuestos, costumbres y normas culturales de su sociedad» (p. 232). Para poder hacer visible al Dios de la vida, ése Dios que ama incondicionalmente a los pobres y afligidos de todos los tiempos, el Dios presente en la creación en todas sus dimensiones.
Ahora bien, lograr hacer la voluntad de Dios al estilo de Jesús, no depende solamente de ciertos ritos o actitudes tradicionales que la Iglesia como institución nos ha enseñado. Para el autor, hacer la voluntad de Dios al estilo de Jesús supone llevar un proceso de auto liberación interior en una dimensión mística,  abandonándose en total  confianza en el Padre, pero  al mismo tiempo,  asumiendo nuestro compromiso cristiano como «unísonos», es decir, somos parte del gran universo con sus leyes y paradigmas que realizamos su complemento en la medida en que expresamos nuestra alteridad con todos los elementos, y especialmente con los demás seres humanos. Hemos de vernos como familia, como hermanos y hermanas.
Para Nolan, en principio tenemos que darnos cuenta de los signos de nuestro tiempo, cómo ésta sociedad replantea la necesidad de hacer visible a Dios, sobre todo, en las sociedades donde el gran vacío es resultado de  la falta de esa relaciónprofunda con el Dios de la vida, quien  como misterio, vive presente en el mundo, pero también es necesario que los cristianos de hoy nos quitemos  muchas máscaras que la misma sociedad, y en concreto, el sistema económico nos ha dado. Llegar a la esencia de Dios significa darnos cuenta de que los seres humanos formamos parte de un conjunto de relaciones que definen el futuro de la vida,  lo que Jesús llevó hasta las últimas consecuencias, siendo libre desde la libertad de Dios.
La relación con la naturaleza, se plantea desde  la idea de que la ciencia y su descubrimiento en nuestros días, cada vez más asume como horizonte el misterio de la vida y sus múltiples expresiones. Ya no se ve el mundo científico como fenómeno mecanicista, sino como un todo donde cada uno es parte de, con la necesidad de ser complementarios a  los elementos que la conforman, incluso, de descubrir a Dios presente en medio de los proceso evolutivos.
De igual forma, la relación consigo mismo como dimensión indispensable de apertura a Dios como Padre. No podemos relacionarnos con Dios sin antes contemplar  nuestro mundo interior, nuestras heridas, nuestros fracasos, nuestros éxitos. Es cuestión de lograr primero, una libertad interior para que fluya nuestro potencial, a lo que la sociedad, con su falso ego nos ha robado y ocultado; de tal forma que necesitamos desacondicionarnos y llenarnos de los valores de Jesús y  de sus actitudes frente a los enfermos y prejuiciados de nuestro tiempo. Una actitud libre y liberadora, jamás opresora.
Una relación con Dios es precisa, no como fetiche que la cultura o la sociedad capitalista ha convertido, usándolo hasta en las más horribles masacres que han dañado su creación, sino con una confianza filial al estilo de Jesús que le llamo Abba Padre. Confianza que nace desde esa relación de unicidad en la que el otro es parte de mí y yo parte de él. Se trata de dejarnos trasformar por él, por su amor y su misericordia.
Nolan propone finalmente que ésta estructura de relaciones se concluye en la relación con los demás, en sentirnos identificados con el proyecto de la creación, con la humanidad. Desde este punto de vista, debemos preocuparnos con relación al rumbo que lleva nuestro mundo; no debemos estar dormidos como lo quiere el sistema o el ego, todo lo contrario, es cuestión de  ponernos a la par del sufrimiento del otro, de los excluidos y marginados. Es cuestión de que aquello que dejemos de hacer como un todo, tendrá consecuencias catastróficas dado que somos parte del universo, de la humanidad, de una familia que vive y que está llamada a la comunión. Luchemos entonces contra tantos signos devastadores que podrían acabar por extinguirse ante los aspectos evolutivos de la naturaleza.       
Frente a esto, una opción convincente, la de Jesús, que hizo la voluntad de Dios.

Desde mi punto de vista, Nolan tiene un cierto grado de asertividad, porque necesitamos replantearnos paradigmas nuevos, que expresen realmente la espiritualidad de Jesús y la dimensión de su reino. Al parecer nos hemos olvidado de ese elemento común que tenemos todos nosotros, hijos de un solo Padre e hijos de la naturaleza, que debe llevarnos a actuar sintiéndonos comprometidos todos con la causa de Jesús y su praxis evangélica. Hay muchos retos, pero, esta era post moderna nos ha arrebatado lo esencial de la vida del cristiano: Jesús y su dimensión redentora en la integridad del ser humano.

Otra teología es posible: pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo de Juan José TAMAYO ACOSTA (Recensión)



Por: José Eduardo Cux Apichijá

TAMAYO, Juan José, Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo, Herder, Barcelona 2011.
416 Páginas.
ISBN: 978-84-254-2788-6.

Juan José Tamayo es doctor en teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y doctor en filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid. Dirige la cátedra de Teología y ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría en la Universidad Carlos III de Madrid, es profesor de la cátedra de las Tres Religiones en la Universidad de Valencia. Teólogo de la liberación en Europa y miembro de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones y del Comité Internacional del Foro Mundial de  Teología y Liberación.

Juan José Tamayo, en su obra Otra teología es posible. Pluralismo religioso, interculturalidad y feminismo, pretende contribuir al nacimiento de un nuevo paradigma teológico y religioso. Para ello su reflexión gira en torno a la teología y las religiones. Tamayo recorre tres caminos: las religiones, la espiritualidad y la ética.
Es innegable, para el autor, el despertar de lo religioso en la actualidad. Sin embargo, hace notar que las religiones han reforzado su potencial violento, imponiendo sus visiones de la vida, provocando con ello muertes e intolerancia. Destaca el autor, el elemento de paz que subyace en muchas religiones, que posibilitan diálogo, paz y la armonía.
Interculturalidad. Una cultura no puede predominar sobre otra, las religiones deben abrirse al diálogo con las culturas y no solamente imponer el dogma oficial, en el caso del cristianismo romano. Diálogo entre las religiones, destacando los núcleos fundamentales de cada una, donde sobresale la importancia de la persona humana, su dignidad, sus derechos fundamentales, así como, el aspecto liberador que cada una posee.
Una nueva teología, teniendo en cuenta los lugares teológicos emergentes, en los ámbitos político, social, ecológico, entre otros. Con una visión de género, escarbando en la sagrada escritura los elementos que dan para formular una teología feminista, dejando a un lado la visión patriarcal, antropocéntrica y androcéntrica.
Para un nuevo paradigma teológico es preciso tomar en cuenta, dice el autor, el contexto, manteniendo el rigor metodológico de todo discurso teológico, la creatividad hermenéutica y el elemento liberador. Tamayo habla de tomar en cuenta los nuevos climas socioculturales como la globalización, feminismo, pluralismo cultural, pluralismo religioso, y la revolución biogenética para elaborar teología.
Teología feminista. Destaca el autor, el estatus de las mujeres en las religiones y en la teología. Habla de que las mujeres son las olvidadas y perdedoras en las religiones. Por tal motivo, las mujeres se rebelan contra las religiones. Difícilmente son reconocidas como sujetos morales, como sujetos religiosos y como sujetos teológicos. Sin embargo, se constata que las mujeres son las más fieles seguidoras de las religiones. Ellas protagonizan hoy una rebelión en las religiones. La teología feminista parte de las experiencias de sufrimiento, lucha y resistencia de mujeres contra un patriarcado, recupera la memoria de libertad, reescribe la historia de las religiones desde la perspectiva de género. Es así como la teología feminista se convierte en una crítica de la teología de la liberación.
Ética liberadora del cristianismo. Juan José Tamayo destaca que la ética del cristianismo busca la liberación de las diferentes opresiones y esclavitudes en que se ven sometidos los seres humanos, especialmente los pobres. Es ella, una ética de la justicia, de la compasión, de la alteridad, de la solidaridad, comunitaria y de paz. Conlleva además la conflictividad  por el Reino que anuncia y predica en un mundo de injusticias y opresión.
Su obra esta estructurada en doce capítulos como sigue:
1. Las religiones en el mundo contemporáneo. 2. Guerra y paz en las religiones. 3. Diálogo de civilizaciones y de religiones. 4. Teología para otro mundo posible. 5. Interculturalidad y teología. 6. Experiencias interculturales de liberación en el cristianismo actual. 7. Revolución feminista en la teología. 8. Teología de las religiones. 9. Espiritualidad y respeto de la diversidad. 10. Ética liberadora del cristianismo frente a la teología neoliberal del mercado. 11. Dignidad humana y liberación: perspectiva teológica y política. 12. El cristianismo liberador en los procesos de colonización y descolonización de América latina.
Los temas que aborda Juan José Tamayo en su obra Otra teología es posible, representan un reto para la elaboración y praxis de la teología en América latina y el mundo. Los temas poseen actualidad. La teología de la liberación es interpelada por los diferentes sujetos emergentes en la sociedad actual, especialmente en el grito y consigna de movimientos sociales que buscan construir otro mundo posible.

Carta a los Romanos de Xavier ALEGRE SANTAMARÍA (Recensión)


Por: David Jacob Romero García

ALEGRE SANTAMARÍA, Xavier, Carta a los Romanos
Verbo Divino, Estella (Navarra) 2012.
Págs. 369.
ISBN: 978-84-9945-236-4

Xavier Alegre es un teólogo jesuita español. Es doctor en Biblia. Estudió en la Universidad de Münster, Alemania. Es especialista en el Nuevo Testamento, y muy dedicado en la Carta a los Romanos. Es un referente valioso en Cristología y Eclesiología. Actualmente es profesor ordinario de la Universidad de Cataluña y vive en Esplugas de Llobregat, Barcelona.
Una de las obras más recientes de Xavier Alegre es Carta a los Romanos a manera de introducción completa, capítulo por capítulo, que ayudará al lector a comprender uno de los escritos más difíciles del cristianismo primitivo. Alegre parte del análisis exegético bajo el método histórico–crítico para comunicarnos qué es lo que pretendía comunicar Pablo a la comunidad de Roma (necesidades y temores) y así incorporar su evangelio. La Carta a los Romanos ha marcado la historia del cristianismo, desde la Iglesia primitiva hasta nuestros días, porque su interpretación del misterio de Cristo ha dado fundamento a posiciones encontradas.
Pablo comparte el temor a la comunidad de Roma de no ser recibido en Jerusalén por su postura ante la ley, y les comunica su intención de visitarlos (compartir la fe) de paso rumbo a España (Rom 15, 22-29).
La Carta fue escrita probablemente en el invierno del año 56/57, en Corinto. Aquí logra tener un momento de paz y tranquilidad (2Cor1, 12-2,13).

Según Xavier Alegre la quintaesencia del evangelio de Pablo en Romanos es: La Salvación universal de Dios a través de los méritos de Cristo en la Cruz y su Resurrección, y de esta forma ser justificados por la fe (Rom 1, 16-17). Pablo ordena la Carta e introduce sus temas teológicos que la justifican:
a.       Saludo, acción de gracias y noticias personales (1,1-15): incorpora un credo primitivo para legitimar su apostolado y el contenido de su evangelio.
b.      Parte Doctrinal (1,16 – 11,32):
              i.      A través del Evangelio de Jesucristo, Dios ha revelado su justicia y su salvación; pero Pablo usa la antítesis de la cólera divina para que nadie se auto justifique ante Dios: Todos han pecado (judíos y paganos). Cfr. 1,16-4,25.
            ii.      La salvación brota de la justificación dada por Cristo, la cual nos brinda la experiencia de ya no ser dominados por la muerte, sino movidos por el Espíritu; pero debemos incorporarnos a la muerte y resurrección de Cristo. De esta forma adquirir la libertad cristiana (5,1-8,39).
          iii.      La justicia de Dios y el problema de Israel: Dios pide a Israel convertirse a la gracia brindada por Cristo (9-11).
c.        Parte Parenética (12,1-15,13): el significado y vigencia del amor cristiano debe mostrarse en la comunidad cristiana (auténtico culto y amor cristiano), en la vida civil (ante la autoridad legítima) y superar las diversas mentalidades.
d.      Conclusiones, realizaciones y proyectos (15,14-32): busca ganarse la benevolencia de la comunidad, por ello las alabanzas, les comparte sus proyectos de ir a España y les pide oraciones.
e.       Epílogo: (16,1-27): saludos a cristianos conocidos en Roma, advertencia contra los falsos maestros y la doxología final.
El autor deja claro la interpretación correcta en temáticas centrales de Pablo, que hasta hoy generan polémica: justificación por la fe y no por obras, la universalidad del pecado, la humanidad de Cristo, la reflexión cristiana plural, el respeto a las autoridades y la correcta práctica cristiana. Y saber que la Carta a los Romanos es clave para conocer el cristianismo.

La teología de la liberación de Christopher ROWLAND (Recensión)


Por: Carlos Acevedo

ROWLAND Christopher,  La teología de la liberación, Cambridge University Press,  Cambridge 2000.
Pág. 339.
ISBN: 978-84-8323-083-1

En el texto que presenta Ch. Rowland sobre la teología de la liberación  presentan tres partes importantes:
  1. La teoría de la liberación contemporánea
  2. Aspectos de la teología de la liberación
  3. Análisis y crítica

En la primera parte, el autor, empieza presentando la labor y contenido de la teología de la liberación en América Latina,  asumiendo desde el primer momento la lucha por la justicia y la solidaridad con los pobres, esta será una manera nueva de entender la obra salvadora. Luego presenta un enfoque sobre cómo hacer presente una teología encarnada en la situación de pobreza que vive el continente Asiático. Se interesa además dicho autor en hablar sobre un tipo de teología negra que busca la integración de las personas de piel negra, y ésta, nace precisamente de la necesidad de articular la importancia de la presencia negra en un mundo blanco hostil. Y por último, enfatiza el tema de la teología feminista como una teología crítica, que nació a finales del siglo XVIII, bajo el impulso de un movimiento secular que buscaba la igualdad de derechos para las mujeres y la promoción de ellas en el ámbito social.
Nótese que en la segunda parte, Ch. Rowland inicia presentando su enfoque sobre  cómo se da  origen  a las comunidades eclesiales de base, tomando como referente a Brasil. En este proceso se notan tres periodos: el primero, que se considera como el origen de las comunidades eclesiales de base, antes de 1962, periodo de post guerra, en el que se vivía un alejamiento de Dios, gracias a la industrialización, y a  la poca asistencia pastoral por parte de la Iglesia, debido a la escasez de sacerdotes. En el segundo periodo, entre el 62 al 68, Juan XXIII quiere dar un giro a esta situación, proponiendo un plan de emergencia y un Plan Pastoral de conjunto que llevaba a tener un mayor protagonismo a los laicos, como catequistas comprometidos. El último periodo, fue entre el 69 al 75, con el cual se le dio un nuevo impulso a la vida de las comunidades eclesiales de base.
Siempre en esta parte, el autor, aborda la temática de la Biblia y los pobres, ya que dicho libro, según él, se considera como un instrumento o fuente para llegar a la liberación, respecto a las diferentes estructuras de pecados como las injusticias entre otros. Un aspecto muy importante que el autor no quiere dejar de lado es, sobre todo el papel de la Iglesia en el proceso de liberación de los que son explotados a causa de su condición de pobreza.
Ya en la tercera parte de su libro,  Ch. Rowland presenta un análisis crítico a la teología de la liberación. Allá por el 68 da origen en sentido moderno la Teología de la Liberación, los obispos comenzaron a repensar y al mismo tiempo a evaluar sobre la tarea que se estaba llevando a cabo, concluyendo que, necesitaban encontrar una nueva forma de hacer presente la salvación a los pueblos pero esta vez desde la realidad de los más sufridos. Hay que decir también que ésta no se desarrolló debido a que en la misma Iglesia hubo oposición para la praxis, fue Juan Pablo II, el que hizo un alto a los obispos que tenían la sed de la liberación, considerando su postura como marxista y no tanto liberacionista, sostenía que el marxismo era un reduccionismo, que inclinaba al hombre a odio y a la lucha social. Por último, dicho autor, presenta una relación bastante marcada entre la Teología de la Liberación y la economía, la primera busca que se respeten los procesos, la paga justa, el buen trato a los trabajadores.

Creo que el papel de la Iglesia respecto a su misión salvífica antes de los 68, fue hasta cierto punto muy cómoda, y asistencialista, en realidad pienso que no había conciencia sobre la misión. No tomaba en cuenta a los diferentes sectores de sociales como a las mujeres y a la comunidad negra, no había inclusión. Fue hasta después que la mayoría de los obispos toman conciencia, lastimosamente hubo oposición por parte de la jerarquía para desarrollar plenamente el planteamiento liberador.

La humanidad de Dios de José María CASTILLO (Recensión)

Por: Ángel Iván García Rodríguez

CASTILLO José María, La humanidad de Dios, Trotta, Madrid 2012.
pp.118.
ISBN: 978-84-9879-250-8

José María Castillo es uno de los teólogos más notables de España y América. Se ha desempeñado como catedrático en la Universidad de Granada y en la Universidad José Simeón Cañas, UCA, El Salvador. Ha mostrado gran interés y sensibilidad por los temas de la justicia, el compromiso con los pobres y, a través de sus reflexiones teológicas, ha intentado responder a los desafíos y cambios que experimenta la sociedad contemporánea actual.

El nuevo libro de José María Castillo, se titula La humanidad de Dios conformado por nueve capítulos en los cuales da cuenta de la actual crisis de fe que se vive en el mundo, ocasionada por la forma falseada de pensar, hablar y relacionarse con Dios. En muchas ocasiones, se presenta a un Dios infinitamente poderoso e infinitamente bueno.  Esto trae como dificultad el no poder conciliar las ideas humanas sobre Dios con la realidad de sufrimiento que se vive en el mundo; por ello, se ha echado mano al poder y se ha presentado a un Dios autoritario, prepotente, dominador, justiciero, amenazante, por consiguiente, un Dios totalmente deshumanizado. Pretende Castillo ahondar en las raíces más humanas, especialmente, en la humanidad de Jesús de Nazaret, para que desde allí podamos acceder al encuentro con un Dios humanizado.
Sin embargo, no resulta nada fácil pensar y hablar de Dios en el mundo, porque Dios no está al alcance de los seres humanos. A Dios nadie lo ha visto. El Dios representado responde a las ideas racionales que poseen los seres humanos que han sido inculcadas en sus propias religiones. Una de las vías para poder hablar y pensar en Dios (trascendente) es desde nuestra propia inmanencia, quiere decir esto, desde nuestras propias categorías y representaciones. A Dios no lo podemos abarcar y conocer porque se manifiesta como un ser trascendente. Dios no está al alcance de nuestras especulaciones racionales.
No obstante, el autor reitera, que la crisis actual de la fe en Dios está relacionada a la manera como se ha presentado la imagen de Dios, tan distante de la propia realidad humana; por ello, Dios no le dice nada a la gente, más bien, está vinculado a lo sagrado-divino. Esta imagen de Dios distante de la realidad humana lleva a las personas a desvincularse del compromiso con la justicia y con los pobres. Un Dios adecuado y acomodado a cada individuo. Por tanto, el descubrimiento de un Dios-humano lleva a los individuos a fundamentar su fe en la práctica de una ética que comporta la justicia y el compromiso con los más desfavorecidos. Una ética basada en la bios (vida) de Jesús basada en la práctica de la misericordia.
Por otro lado, el autor recuerda que el centro del cristianismo es el mismo Jesús de Nazaret, o sea el Jesús terreno. Por tanto, la humanidad de Jesús posibilita que los seres humanos entren en contacto con Dios, y esta afirmación, el autor, la fundamentará a través de las tradiciones del Nuevo Testamento: la tradición de Pablo de Tarso, la tradición del evangelio de Juan y la tradición del evangelio de Mateo. En estas tradiciones se afirma lo siguiente: 1) que el Dios de Jesús es un Dios que se vacía de sí mismo; 2) que el Dios de Jesús es un Dios que se ha humanizado; 3) que el Dios de Jesús es un Dios al que se le encuentra en cada ser humano. Estas tradiciones muestran que el Dios de Jesús se muestra desde la realidad humana. Sin embargo, no ha sido nada fácil armonizar la humanidad de Jesús y del Padre de Jesús, para ello la mística y la teología han intentado mostrar lo más original de la primitiva tradición cristiana.
Es muy cierto que las religiones han causado una serie de divisiones entre los seres humanos, pero aún más, se han creído dueños de la persona de Jesús. Sin embargo, Jesús no pertenece a una religión, a una Iglesia, Jesús pertenece a toda la humanidad.
Finalmente, la Iglesia y la teología tendrán futuro si, en la medida de lo posible, intentan responder a los signos de los tiempos que hoy se presentan en esta nueva humanidad. Si hace lo contrario, tendrá consecuencias nefastas para ambas, llevándolas a una intensa y progresiva involución y seguirá perdiendo consistencia frente a otros saberes.
Este libro, leído de manera pausada y reflexionada se puede convertir en un gran itinerario espiritual que ayude a depurar la idea que de Dios se maneja, y la manera de entender y practicar la religión. Es un intento de recuperar desde la humanidad de Jesús lo más original de Dios, y de esta manera desmitificar las concepciones que de Dios se han hecho en la historia de las religiones.
Ciertamente, que para algunos puede parecer un escándalo que el lugar del encuentro con Dios no es ya lo «sagrado», «el templo», sino lo puramente humano, por tanto, para  que el ser humano se encuentre con Dios tiene necesariamente que experimentarse humano.  A mi parecer, para vivir de una manera madura la fe  cristiana es necesario experimentarse y aceptarse profundamente humano, es una condición previa, como también, tener la certeza que Dios desde nuestra propia humanidad, y desde nuestra propia historia concreta, actúa a favor nuestro, porque entiende y comprende nuestra condición humana.
Este texto, escrito de manera sencilla, pero con rigor científico y teológico, no deja de ser una ayuda para aquellos que desean vivir la búsqueda y la aventura de descubrir al Dios que se vacía de sí mismo, al Dios humanizado, al Dios que podemos encontrar en cada ser humano, y especialmente en aquellos que sufren, y que se le puede acceder a través de la humanidad de Jesús, en el Misterio de la Encarnación.

jueves, 5 de julio de 2012

Jesús de Nazaret, vol. I de Joseph RATZINGER (Recensión)



Por: Douglas Gilberto Cerón Ponce.

RATZINGER, Joseph, Jesús de Nazaret, vol. I: Desde el bautismo  a la transfiguración, Encuentro, Madrid 2011.
400 páginas.
ISBN: 9788499200781

A continuación se presenta una recensión del libro Jesús de Nazaret, escrito por Joseph Ratzinger[1]. Texto que tiene como finalidad la aplicación de los nuevos criterios metodológicos, que permitan hacer una interpretación teológica de la Biblia. El libro se estructura en diez capítulos, que abarcan desde el bautismo en el Jordán hasta la confesión de Pedro y la transfiguración. Como se detallan a continuación.
Un primer dato que el autor resalta en su análisis como elemento fundamental para interpretar la misión de Jesús es el acontecimiento del bautismo. Éste contrasta con el realizado por el Bautista, que se caracteriza como un bautismo de arrepentimiento y de perdón de los pecados (Mc 1,1). La novedad del bautismo de Jesús para el autor, debe verse desde su entrega a la voluntad de Dios (Jn 1, 39), que se concreta en la muerte de cruz. Dos imágenes al respecto evidencian esta postura, la del cordero y la de siervo, muy presentes en el antiguo testamento y en la memoria del pueblo Judío. La conclusión del bautismo nos dice que Jesús es el Ungido, el esperado.
El acontecimiento que sucede al Bautismo es el de las Tentaciones de Jesús. Aquí el autor analiza las tres tentaciones. La primera tentación es la relacionada con el pan (Mt 4,1). Esta tiene tres elementos implícitos. El primero en conformidad con la misión de Jesús desde su perspectiva antropológica y su solidaridad con los pecadores; el segundo en relación a la historia del mundo expresado en el simbolismo del número cuarenta; el tercero, referido a la multiplicación de los panes y a la última cena.La segunda tentación se ubica en la escena sobre el pináculo del templo. Tentación que ilustra la experiencia de Israel en el pasado; denota, asimismo, la rebeldía contra Moisés y contra Dios. La tercera tentación está relacionada con el poder terrenal. Se explica desde Orígenes (siglo III) que contrapone un doble mesianismo representado por Jesús y Barrabás. Inmediatamente después de Las Tentaciones el autor presenta el Sermón de la montaña como primer pasaje de la vida pública de Jesús subrayando tres elementos en los que acentúa el mensaje de Jesús. Primero Las Bienaventuranzas. Segundo, La nueva versión de Torá que Jesús ofrece. Tercero, la oración como elemento primordial. Respecto a las bienaventuranzas (Mt 5,1-12 y Lc 6,20-23) en su conjunto expresan  la confianza en Dios (Salmo 1; Jeremías 17), el consuelo y la promesa en particular para los pobres, actitud acorde con la tradición judía y presente en los discípulos identificados con Cristo. La Torá, por su parte, cobra un nuevo sentidoa partir de la reflexión de Jacob Neusner en su libro Un rabino habla con Jesús (New York 1993), donde analiza los pasajes sobre la disputa sobre el sábado (Mc 2,27), y el cuarto mandamiento (Ex 20,12),  afirmando la primacía de la persona de Jesús y la noción de pueblo a partir del surgimiento de la comunidad de los seguidores de Jesús, el nuevo pueblo de Dios. Como punto final sobre   la oración de Jesús, el padre nuestro, el autor resalta las dos interpretaciones conocidas en  Mateo y  Lucas. En Mateo la oración se presenta como una breve catequesis sobre la oración en general. Distintamente a Lucas, donde la oración se ubica en el contexto de la Oración de Jesús. Dicha oración se estructura en siete peticiones, tres referidas a Dios en la tierra y las cuatro restantes a las esperanzas y dificultades que vive el ser humano. El autor concluye diciendo que el padre nuestro es una oración de Jesús y a la vez se trata de una oración trinitaria.
Finalmente, el autor subraya en su análisis los dos hitos importantes en el camino de Jesús: la Confesión de Pedro y la Transfiguración. Con respecto a la confesión de Pedro, el autor se detienea analizar diversos textos en los sinópticos y en  Juan. Respecto a los sinópticos subraya el contexto que se da en el camino que tiene como efecto la cruz y la crucifixión y más tarde la constitución de la Iglesia. Por su parte, Juan tiene como contexto el domingo de ramos y que acontece de igual manera a la cruz. El autor sigue en su análisis las conclusiones de Jean-Marie van Cangh, Michael van Esbroeck, que relacionan el pasaje de la transfiguración con el calendario de las fiestas judías. Finalmente, el autor cierra el capítulo con la perícopa este es mi hijo amado Escuchadle, alusión al bautismo y a Moisés que recibe la Torá, la palabra con las enseñanzas de Dios Padre. Concluye  el autor esta palabra se hace palpable en Jesús.

El texto ayuda al lector a enfrentarse con las Escrituras y a conocer más de cerca las interpretaciones teológicas desde la óptica de la Iglesia oficial y desde las diversas interpretaciones modernas. Además, es oportuno señalar el orden sistemático que el autor propone en el texto ya que no pierde el hilo conductor de las temáticas que aborda, lo que ayuda al lector a fijar su atención y seguir la secuencia de los temas. Finalmente, hay que reconocer la profundidad de Ratzinger al abordar esta temática que consiste en presentar una teología bíblica de alto calado.


[1] Presentamos aquí el vol. I: desde el bautismo de Jesús a la trasfiguración. Sin embargo Ratzinger, da continuación a su teología bíblica en un vol. II: desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, que tiene como objetivo encontrar al “Jesús de los Evangelios”.

Los primeros Cristianos de Klaus BERGER (Recensión)



Por: Daniel Estrada R.

BERGER, Klaus, Los primeros Cristianos. Sal Terrae, Santander 2011.
Págs. 374.

Klaus Berger es un reconocido teólogo alemán, relevante por sus investigaciones sobre Jesús y los orígenes del cristianismo. Actualmente es profesor emérito de Teología del Nuevo Testamento en la Facultad de Teología Evangélica  de Heidelberg.
Los Primeros Cristianos es una excelente aproximación introductoria a los orígenes del cristianismo, en donde el autor perfila con notorio protagonismo a Jesús de Nazaret y a Saulo de Tarso.
El autor propone como paradigma de abordaje de la historia de las primeras comunidades cristianas el análisis exegético de los textos neo- testamentarios, desde una perspectiva “creyente”, otorgándole a los documentos del Nuevo Testamento un criterio básico de certeza, pues en ellos no existe intención de engaño.
Los datos y construcciones narrativas del Nuevo Testamento,  tienen para Berger, mayor valor y profundidad verídica que las teorías tardías que se construyen prejuiciadamente en relación a los mismos.
El autor desarrolla en diez capítulos lo que considera los elementos más importantes en el desarrollo histórico de las primeras comunidades cristianas.
El autor propone la superación de los abismos “construidos” que separan al Jesús “histórico” de los años fundacionales del cristianismo. Para ello es necesario ver allí en el lugar teológico por excelencia: Las sagradas Escrituras, pero desde una hermenéutica de la confianza. En ello, se emprende una tenaz resistencia contra lo que Berger considera un “darwinismo” exegético.
En contraposición a una evolución redaccional de las diferentes tradiciones evangélicas, se propone como catalizador de la construcción teológica y de vitalidad para las primeras comunidades cristianas a la parusía y en especial: su retraso (1Tesalonicenses). Pero la contraparte negativa de la prórroga se remite a la perversión y traición del Evangelio: la censura del Jesús “histórico” en el Nuevo Testamento.
La obra presenta una reivindicación, con agudo sarcasmo, de la excepcional figura que se presume fue Jesús; con lo que se propone acortar la brecha que supone pasar de ser el hijo de un carpintero en una aldea pobre de Nazaret a ser miembro de la Trinidad.
A diferencia de quienes consideran esta mejora en el perfil de Jesús como producto de un agudo publicista de Tarso, Berger se atrinchera en concebir a Jesús ejerciendo su poder y carisma espiritual en el marco existencial de los campesinos pobres de Israel, con lo que despertó fascinación y fidelidad en sus seguidores, quienes se encargaron de continuar el legado del líder que les presentó la realidad del Reino de Dios no como una construcción teológica sino una posibilidad de “ser”.
Las injerencias políticas del movimiento de los primeros cristianos está implícitas en Jesús: como el profeta que propone una alternativa de vida ante la realidad nefasta del imperio Romano; en el Espíritu Santo que actúa como agente de integración; y en las proclamas de fe de las primeras comunidades cristianas: Jesús es el Señor, y no el Cesar. 
Berger afirma las razones por las que el cristianismo se impone sobre las demás religiones contemporáneas, incluyendo a su religión madre: el judaísmo. Dentro de las que destaca la figura religiosa de Jesús, el monoteísmo, la ejemplar ética cristiana, a lo atractivo de la religión para las clases bajas y para las mujeres, el “comunismo” como alternativa contra el sistema y la apertura misionera a los gentiles.
El autor concluye exponiendo la configuración de los primeros escritos cristianos y las razones por las que los primeros cristianos sufrieron la misma suerte de su fundador: el martirio.