martes, 17 de diciembre de 2013

Encíclica LUMEN FIDEI, del Papa Francisco (Recensión)



Por: Romeo Ramos Amaya

Papa Francisco, Carta Encíclica Lumen Fidei (29 de junio de 2013).
Libreria Editrice Vaticana (www.vatican.va), Roma 2013.


El sumo pontífice, Francisco, al abordar el tema de la Luz de la fe, comienza planteando que por la fe hemos creído en el amor. En un principio muestra el papel de dos personajes bíblicos cuyo papel fue determinante en la historia de la salvación y cada uno fue movido por su fe; el primero es Abraham, quien no ve a Dios, sólo escucha su voz, y  es una palabra que por su fe,  lo interpela y él obedece; como segundo momento muestra al pueblo de Israel, a quien por medio de Moisés, y basado en su fe, Dios lo llama a un largo camino, para adorar a Dios y heredar la tierra prometida, ya que por medio de la fe se puede ver el camino luminoso entre Dios y los hombres. Como siguiente punto y elemento medular se muestra que  la plenitud de la fe cristiana es Cristo, que todo el antiguo testamento converge en él, que su vida y resurrección es la intervención definitiva de Dios en la historia, la fe en Jesucristo lleva al cristiano a comprometerse a vivir con mayor intensidad su vida terrena.
La salvación  mediante la fe nos muestra que el centro de la bondad humana es Dios, no el ser humano “En efecto por gracia estáis salvados, mediante la fe,…” Ef 2,8. Como resultado de la maduración de la fe, el cristiano sale de sus actitudes individualistas y sin perder su individualidad y en el servicio a los demas, se incorpora a la Iglesia, en comunión con los demás creyentes. El documento plantea una secuencia de pasos en el cual afirma que si no se cree no se puede comprender, esto significa que la fe tiene en la verdad seguridad, garantía de salvación, de igual forma requiere como condición indispensable, el amor; sin amor la verdad se vuelve fría, impersonal, opresiva para la vida concreta de la persona. Dios emplea diferentes medios para aumentar nuestra fe, como la escucha y la visión, por eso el encuentro personal con Cristo permite al creyente ver y escuchar a su Señor.
La  fe en su diálogo con la razón puede iluminar las grandes interrogantes de nuestro tiempo, y mostrar una concepción de la naturaleza que va más allá de las explicaciones numéricas, esto lleva a maravillarse con la creación; la fe lleva al creyente en su búsqueda de Dios, a encontrarlo en diferentes signos de su vida cotidiana, asimismo la fe le permite ver a un Dios que se preocupa por él, un Dios que a la vez le es accesible; esta búsqueda de Dios debe llevar al cristiano a entender que Cristo es el origen y consumación de la historia, esto se expresa en el hecho que los cristianos viven en el camino de la fe, para reconocer la importancia de Dios, o porque experimentan el deseo de la luz en la oscuridad; todo esto tiene como elemento fundamental la teología, ya que por medio de esta Dios se da a conocer y permite al ser humano su humilde participación, producto de este diálogo son la fe y la Iglesia.
El camino del cristiano encuentra otra grada, esta es trasmitir lo que ha recibido, aquí se parte del hecho que el punto germinal de la fe, aquel acto de amor de Jesús, ha llegado hasta ahora porque a lo largo de la historia muchos testigos lo han trasmitido, todo esto en el seno de la Iglesia, madre de nuestra fe –por eso la fe no se puede vivir de forma aislada- el creyente difunde su fe, comparte su alegría con otros. La transmisión de la fe es algo más que trasmitir ideas o una doctrina, la Iglesia  trasmite la vida, la luz que nace del encuentro personal con el Dios vivo, una luz que toca a toda la persona: corazón, mente, voluntad, para esto necesita medios indicados, estos son los sacramentos celebrados en la liturgia, reza la palabra “un solo cuerpo y un solo espíritu,…” Ef 4, 4 – 5 esto se pone de manifiesto en la unidad de la Iglesia mostrada en el tiempo y el espacio, esto también está ligado a la unidad de fe, que debe ser confesada en toda su pureza e integridad, cualquier alteración produce daño a la totalidad, la fe es universal, católica, que ilumina el cosmos y la historia.
El siguiente escalón en el camino de la fe es que el creyente a partir de su fe configura otro tipo de escenarios sociales, aportando a los demás en su realidad concreta, en aspectos como: justicia, derechos humanos, la paz, etc. El primer ámbito que ilumina la fe es el matrimonio, la familia. Como producto de haber sido asimilada y profundizada en la familia, la fe ilumina todas las relaciones sociales y desde esta óptica se ve a cada ser humano como una bendición. La fe puede hacer que la persona dé un sentido al sufrimiento, convertirlo en acto de amor, la muerte puede ser vivida como la última llamada de la fe “sal de tu tierra”. La fe no quita los dolores, sino que guía los pasos de quien padece en esos momentos.
Como última protagonista de la fe,  la madre de Jesús, en quien la fe ha dado su mejor fruto, y muestra que cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es el signo más evidente de la grandeza de la fe en la persona.
Un elemento notablemente positivo en este documento del papa Francisco es el orden en el cual es desarrollado el contenido,  a juicio de quien aquí escribe va planteando gradualmente el camino que debe recorrer el creyente guiado por la luz de la fe, iniciando por asumirla y finalizando con los frutos
Personalmente, clarifica en mi marco conceptual, aspectos como por ejemplo el sentido concreto de los sacramentos en la formación de la fe.
Una debilidad del documento es el poco tratamiento que hace del tema de la pobreza, este elemento sólo es abordado de forma implícita, no hay un apartado que de forma específica se dirija a las amplias y mayoritarias multitudes de personas con marcados márgenes de  privaciones en sus necesidades básicas. 

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