Por:
David Jacob Romero García
Bonhöeffer,
Dietrich. El precio de la gracia. El seguimiento.
Ediciones Sígueme, Salamanca 2004.
239
páginas.
ISBN: 843010075X
ISBN: 843010075X
Dietrich
Bonhöeffer, nació en Breslau (Alemania) en 1906. Estudió teología en la
Universidad de Berlín. Completó sus estudios en New York. Fue Pastor luterano y
profesor en la Universidad de Berlín desde 1935. En 1939, viaja a Estados
Unidos a dictar un curso. Y decide volver a Alemania, a pesar de estar contra
el régimen de Hitler. Fue un ferviente defensor de la justicia social,
catalogándosele como uno de los precursores de la Teología Política. Es
detenido y encarcelado en Berlín por atentar contra la vida de Hitler. El 5 de
abril de 1945 es ejecutado en Flossenbürg.
El
Precio de la Gracia es una obra publicada en 1937. Y nos presenta una muy buena
visión de la claridad y el compromiso que un verdadero creyente en Jesús debe
tener; además estamos delante a la visión más madura de Bonhöeffer.
La
obra la podemos sintetizar en las siguientes ideas:
1. El
seguidor de Cristo debe ser radical. Asumir humildemente la gracia cara dada por Cristo, y ser fiel
seguidor de él: renunciando al pecado y viviendo el evangelio.
2. El
seguidor sin compromiso no es seguidor de Cristo. El obediente es el que cree,
y el que cree, obedece.
3. No
caer en la trampa de lo lícitamente o ilícitamente permitido. El seguimiento es
libre, no se restringe a las normas. Como el joven rico, que no pudo comprender
que la verdadera adhesión al Padre es la renuncia a sí mismo. Esta condición le
permitirá vender y compartir sus bienes con el pobre.
4. La
obediencia al seguimiento de Cristo debe ser sencilla, sin justificaciones o
modificaciones a conveniencia de intereses de cualquier tipo. Por ello, Bonhöeffer
sostiene que el problema de la Escritura es un problema de hermenéutica; pues a
veces la interpretación mide el seguimiento.
5. La
muerte en Cruz implicó para Jesús sufrir y morir rechazado, despreciado. Por
tanto, un cristiano que no sufre y que no entrega su vida por los demás, no
está siguiendo a Cristo; está siguiendo a la realidad del mal.
6. El
seguidor de Jesús debe comprender que el seguimiento es individual. Dios no
llama en colectividad. Y Jesús es una realidad de mediación entre el individuo
y el mundo, para discernir lo correctamente evangélico.
7. Las
bienaventuranzas de Mateo deben ser releídas como acción y renuncias hechas por
Cristo para sentirse bendito por su Padre. Él lo ha hecho primero.
8. Cristo
sigue vivo, y sigue hablándonos a través del testimonio de la Escritura. Y
siempre como ruptura con el mundo.
9. Los
sacramentos deben ser compromisos y manifestación concreta de conversión. El
cristiano hace presente a Cristo con su vida y testimonio (hablar y actuar).
Por ello, estamos llamados a ser santos, donde brota desde nosotros la justicia
y la redención de Cristo en la historia.
10. La
imagen del hombre ha sido restaurada por Cristo en forma plena. Y cada hombre
deberá asumir el compromiso de no destruir esa imagen. Se trata de conformar
nuestra vida en Cristo, acercarnos a su forma de vivir.
11. La
forma de Cristo en la tierra es la forma de muerte del crucificado. Por tanto,
la vida del discípulo debe ser transformada a esta imagen: debemos asemejarnos
a la persona entera del encarnado, el crucificado y el glorificado.
Bonhöeffer
sigue siendo un teólogo controversial por su manera radical de entender el
seguimiento de Cristo, con la implicancia del compromiso político hasta las
últimas consecuencias, desde la llamada humilde del Maestro que dice: Ven y Sígueme.
El
título del libro El Precio de la Gracia
implica entender la diferencia en la vida de aceptar o no el compromiso que
Jesucristo hace a cada cristiano. No se trata de sentimientos, sino de acciones
políticas de alta calidad humana que recuperan la dignidad de las víctimas.
Por último, hago una
consideración al lector interesado en esta obra: medítela en forma pausada. Y
medir la vivencia del seguimiento cristiano de Bonhöeffer con la vivencia
actual de un cristiano común; o por qué no decirlo, con su vivencia cristiana.
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