viernes, 23 de agosto de 2013

La infancia de Jesús de Joseph RATZINGER (Recensión)



Por: Miguel Alfonso Muñoz Reyna

RATZINGER, Joseph, La infancia de Jesús,
Editorial Planeta, 2012/ www.planetalibros.com
1ª edición en libro electrónico
82 páginas.
ISBN 9788408039433


Joseph Ratzinger nació en 1927, sacerdote y teólogo alemán fue consultor durante el Concilio Vaticano II (1963-1965), cardenal Arzobispo de Múnich desde 1977 y Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante el pontificado de Juan Pablo II (1982 – 2005). Electo Obispo de Roma en 2005 tomó el nombre de Benedicto XVI hasta febrero del año 2013 en que renunció y se convirtió en Papa emérito. Actualmente reside en el monasterio vaticano Mater Ecclesiae. Las publicaciones de Joseph Ratzinger alcanzan los 600 títulos, algunos de sus estudios no han sido publicados abiertamente, sino que ha sido dirigido para ciertos gremios, comisiones y documentos eclesiásticos. Iniciando en el año 2004 Ratzinger elaboró una interesante síntesis cristológica, misma que editada constituye una colección de 3 Tomos: Jesús de Nazaret - Desde el Bautismo hasta la Transfiguración, en abril del 2007. Jesús de Nazaret - Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, en el año 2011 y finalmente La Infancia de Jesús, en 2012 que es la publicación de la que nos ocuparemos.
Este libro esta articulado en cinco capítulos que recorren, de la mano de los evangelistas Mateo y Lucas, los acontecimientos de la infancia de Jesús revelados de manera diferente por ambos escritores sagrados de acuerdo a la tradición oral y documental de las primeras comunidades cristianas.
Las ideas fundamentales que el autor ofrece en su obra teológica son las siguientes:
1.  Jesucristo es una persona y un acontecimiento totalmente singular en la historia de la humanidad: A diferencia de otros grandes fundadores de religiones, Jesucristo es el cumplimiento de la promesa continuada de Dios a través de la Sagrada Escritura revelada al pueblo de Israel y a través de él, a la totalidad de la humanidad. En él y por él la revelación de Dios, creador del universo, alcanza la plenitud de los tiempos a la humanidad.
-       Anunciado en el Antiguo Testamento Jesús es, según la tradición judía, un profeta totalmente singular, mayor que Moisés, que anuncia el Reino de Dios y denuncia el pecado que a este se opone: «El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo de entre tus hermanos. A él le escucharéis» (Deuteronomio 18, 15). El mensaje totalmente novedoso de Jesús se ve confirmado por palabras y prodigios pues revela con autoridad lo que conoce, la intimidad de Dios Padre.
-       Si bien Dios se ha revelado de diversas maneras al pueblo de Israel, Jesucristo es la revelación definitiva de la presencia de Dios en la vida y en la historia de la humanidad, en Jesucristo y por Jesucristo el Padre es «Dios con nosotros», «el Enmanuel» definitivo, más allá de los signos del Antiguo Testamento (la nube, la columna de fuego, el arca de la alianza, el Templo) en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Dios hace su morada de manera permanente.
-       El Reino de Dios con sus características de vida en abundancia, triunfo sobre el pecado, respeto a la dignidad humana, nuevo estilo de relaciones sociales en Jesucristo no es una propuesta sociopolítica sino la concreción histórica de la «presencia de Dios» en medio de su pueblo. Toda la simbología del Antiguo Testamento llega a su cumplimiento definitivo. En Jesucristo, el Reino de Dios se hace historia e inaugura una nueva historia, es la verdadera y definitiva Buena Noticia para la humanidad.
2.  Los escritos sagrados del Nuevo Testamento nos revelan al Jesús histórico tal y como la primera comunidades cristianas lo conocieron y experimentaron y de la manera en que los escritores sagrados de esa primera comunidad nos lo han querido revelar. No estamos ante mitos religiosos ni ante simples construcciones literarias o teológicas sino ante la fe viva de los primeros cristianos.
A través del método histórico-exegético el autor sostiene que los estudiosos contemporáneos conocemos a Jesús en su contexto, en el contexto de las primeras comunidades cristianas, a partir de este conocimiento los estudiosos de teología buscaremos entender las enseñanzas de Jesús y su aplicación en el contexto actual. Sin embargo y pese a todos los esfuerzos exegéticos y teológicos, algunas revelaciones del Nuevo Testamento referentes a Jesús siguen siendo misterios sujetos de estudio:
-       «¿Cómo será eso si yo no conozco varón?» (Lucas 1, 34 - 35)
-       «El Enmanuel y la virgen que lo da a luz» es Dios con nosotros (Isaías 7, 14 y Mateo 1, 23).

3.  Los orígenes de Jesucristo revelados en los evangelios de Mateo y Lucas corroboran la acción de Dios en la historia de la humanidad y la singularidad de Jesús como Hijo de Dios: Los evangelistas Mateo y Lucas, "después de investigar y corroborarlo todo" nos revelan la fe de las primeras comunidades cristianas. No estamos ante literatos talentosos que dan forma cristiana a leyendas orientales sino a escritores que recogen la fe de una comunidad y la expresan como Sagrada Escritura, como catequesis estructurada a partir de la memoria de dicha comunidad sobre los hechos y dichos de la persona de Jesucristo (Lc 2, 50-51).
-       «Concebirás por obra del Espíritu Santo al Salvador de Israel y le pondrás por nombre Jesús» (Lc 1, 26 – 38; Mt 1, 21). La anunciación y la concepción virginal de Jesús constituyen una irrupción totalmente original de Dios en la historia de la humanidad superándose a sí mismo en la concepción de los profetas del Antiguo Testamento.
-       Frente a Octavio César Imperator (= vencedor, jefe del ejército), «Señor» (= domine) y «Salvador» (= soter) de la humanidad por la Pax Romana, los evangelistas anuncian el nacimiento de Jesús, el verdadero Salvador de la humanidad por el amor y la humildad, la pobreza y la debilidad, él es la verdadera manifestación de Dios en la historia humana, en su construcción digna y humanizadora.
-       Al cumplir con la tradición judía de la presentación en el Templo, Jesús es incorporado plenamente en la historia del pueblo de Dios. Así se cumplen las promesas de la Alianza. Con el testimonio de dos «justos» (Simeón y Ana) Jesús es consagrado a Dios desde sus primeros momentos de vida, él es el Salvador verdadero de Israel y de la humanidad (Lc 2, 29).
-       Con los magos de Oriente y la huida a Egipto entra en escena Herodes con su significado histórico y teológico, es la maldad llevada al extremo del asesinato, del genocidio, es el mal usurpando para sí la identidad de Mesías que antes hemos visto en Octavio «Augusto» (= el que merece adoración). Con la presencia de los Magos de Oriente y del fenómeno astronómico de la estrella (Mateo 2, 1 - 11) el evangelista confirma la naturaleza única de Jesús, el Hijo de Dios así como la estrategia divina de escapar y burlar la brutalidad homicida del rey Herodes.
-       Jesús, en pleno uso de su libertad se sitúa como «Hijo del Padre» en el Templo de Jerusalén, así como lo hará posteriormente frente a sus familiares de Nazaret. Los evangelistas nos colocan ante un acontecimiento confuso y revelador, Jesús se sabe «Hijo del Padre» de una manera novedosa y transformadora, eso le hace crecer según una fórmula tomada del primer libro de Samuel (1 Samuel 2, 26) «en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres». La nueva creación ha dado inicio.
En conclusión, la encarnación de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo revelado por los evangelistas es motivo de alegría universal, es la Buena Noticia que se sitúa en la plenitud de los tiempos dándole sentido final a la historia de la salvación, es la presencia definitiva de Dios en medio de la humanidad «con signos y prodigios» que inaugura una nueva era de solidaridad, justicia y libertad para todo el género humano. La Palabra de Dios escuchada y puesta en práctica es fecunda en el vientre de María, «¡Alégrate, llena de gracia!» (Lc 1, 28).

1. Ratzinger asume el método histórico - exegético con un profundo respeto por la tradición eclesial y las narraciones evangélicas de Mateo y Lucas, diferentes y a la vez concurrentes. Lucas se centra en la persona de María y sus recuerdos, Mateo por el contrario aborda los relatos desde la perspectiva de José a quien no duda de calificar como «hombre justo» (Mateo 1, 19).
Ratzinger publica esta obra en calidad de teólogo, de estudioso de la teología y no como un escrito pontificio: «No necesito decir expresamente que este libro no es en modo alguno un acto magisterial, sino  únicamente  expresión  de  mi  búsqueda  personal  «del  rostro  del  Señor»  (cf.  Sal  27,  8).  Por  eso, cualquiera  es  libre  de  contradecirme.  Pido  sólo  a  los  lectores  y  lectoras  esa  benevolencia  inicial,  sin  la cual no hay comprensión posible». (J. Ratzinger, Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo hasta la Transfiguración, Pág. 9).
2. Para estudiar el misterio de Jesucristo se han aplicado dos vías de comprensión: una ascendente desde la historicidad de Jesús hasta su exaltación como Hijo de Dios y otra descendente, desde la divinidad hacia la Encarnación y la humanidad de Jesús («El Verbo se hizo hombre», Jn 1, 14). Este es el caso de la obra de Joseph Ratzinger, utiliza el método histórico exegético en una vía descendente de comprensión.
3. Los acontecimientos de la infancia de Jesús son históricamente veraces, presentados en clave teológica desde la lectura y la comprensión del Antiguo Testamento, el autor plantea como interrogantes de investigación fundamentales las siguientes: ¿quién es Jesús?, ¿cuáles son sus orígenes?, ¿cómo la comprensión de los orígenes de Jesús se enlazan con su posterior anuncio del Reino, su Pasión, Muerte y Resurrección? y la interrogante más importante para los lectores ¿cómo repercute la comprensión de este misterio en la vida de los creyentes de nuestro tiempo y nuestra sociedad así como de las comunidades de fe en que vivimos?
Una lectura recomendada y espiritualmente enriquecedora para todos aquellos que deseen contemplar la infancia de Nuestro Señor Jesucristo.


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