Por: Roque Marcelino Regalado
PAGOLA ELORZA, José Antonio, Es bueno creer en Jesús, Editorial San
Pablo, Madrid, 2012, 264 páginas.
ISBN: 9788428540827
José Antonio Pagola (Añorga, Guipúzcoa, 1937) es un sacerdote
español, licenciado en teología por la Universidad Gregoriana de
Roma (1962), Licenciado en Sagrada Escritura por Instituto Bíblico de
Roma (1965), Diplomado en Ciencias Bíblicas por la Escuela Bíblica de
Jerusalén (1966). Es conocido por haber sido el vicario general del obispo
de San Sebastián José María Setién. Su último libro, Jesús,
aproximación histórica, ha sido criticado fuertemente y finalmente ha sido
aceptado por la Congregación para Doctrina de la Fe como libre de errores
doctrinales.
Su reciente libro se titula Es bueno
creer en Jesús. Es una edición revisada y aumentada de su libro Es bueno creer:
para una teología de la esperanza, publicado en 1997. José Pagola ha
considerado que los argumentos expuestos en su libro siguen siendo actuales, por
esta razón toma la decisión de reeditarlo con la incorporación de nuevos temas (pág.
5).
El libro está dirigido a una sociedad que
anhela alcanzar la felicidad y lo único que ha encontrado es soledad en la
opulencia; José Pagola invita a sus lectores a creer de nuevo en Jesús como la
única alternativa para encontrar la verdadera felicidad, aun en medio del
sufrimiento. Ante todo porque este creer en Jesús nos da la esperanza que nos
impulsa al futuro con un horizonte claro que es la resurrección como verdadera
realización del ser humano.
Inicia su reflexión con las
bienaventuranzas, entendidas como texto programático del movimiento cristiano (Mateo
5, 1-12). En ellas encuentra el mensaje de Jesús sobre la felicidad, que es
plenitud de vida, un estado de bienestar, de verdad, de paz, que nace del
reinado de Dios en los corazones de quienes viven en esa plenitud, a pesar de
la insatisfacción de los deseos inmediatos (pág. 26). Esta felicidad —anunciada—
opera una transformación que libera a las personas del egoísmo y desenmascara
las felicidades pasajeras que da el placer desordenado, el bienestar materialista
o las relaciones personales tendientes a esclavizar.
Sin embargo, esta felicidad que brota de
las bienaventuranzas no evade la realidad del sufrimiento, porque en su mismo
enunciado son precisamente los que sufren quienes encuentran esa felicidad. El
autor advierte que la suya no es una actitud masoquista ante el sufrimiento, sino,
profundizar en las causas por las que se acarrea ese sufrimiento a la vida. Así,
Pagola, introduce la experiencia de Jesús como el que sufre por suprimir el
mal, por tanto la felicidad del hombre está en llevar con fidelidad su cruz por
la causa del reino en el seguimiento de Cristo, son bienaventurados (felices)
los que sufren por hacer el bien, por luchar hasta alcanzar la justicia, por
mantener limpio su corazón, libre de la maldad, etc. (pág. 61-74).
Para que este sufrimiento que nos trae la
búsqueda de la felicidad no nos inunde en la decepción de los fracasos y la
ansiedad de la inmediatez, es importante la virtud de la esperanza cristiana, que
no es una esperanza ingenua, sino enrizada en Cristo. La esperanza del
cristiano ante la cruz está fijada en la resurrección como última palabra del
Dios de Jesús. Nuestra sociedad necesita conocer la esperanza ya que ante un
mundo en crisis las personas buscan salidas falsas, evadiendo la realidad. Esta
actitud irresponsable le lleva a crear rasgos hedonistas, pasivos, ligth sin
metas ni referencia, individualistas e insolidarios, etc. La esperanza
cristiana puede darle sentido, de nuevo, a la persona en la resurrección de
Cristo (págs. 95-100). Para Pagola la resurrección de Cristo es la última
palabra de Dios, Él está del lado de los crucificados, y anuncia una
posibilidad que no está totalmente dentro de nuestro mundo. La resurrección es
el fin último de los bienaventurados.
La fe en Jesús tiene como horizonte la
salvación, entendida como salud integral de la persona, con el fin de
reorientar la vida de una insana actitud psíquico espiritual, que lleva a la
degradación total reflejada en la enfermedad física, a un estado de “bien ser”
que ayude a confiar en el último fin del hombre que es la vida.
A mi parecer, una de las carencias del
texto es que el autor deja a un lado el papel de la comunidad querida por Jesús
que lleve a plenitud el proyecto de felicidad que el Padre quiere para todos
sus hijos en su Hijo. El texto hace una
invitación a creer personalmente en Jesús, y ese creer me llevará a la
felicidad haciendo la lucha por el reino. Sin embargo, el cristiano es también
invitado a vivir esa felicidad junto a hermanos y hermanas que creen con él, que
unidos por una misma fe y esperanza pueden transformar y liberar la realidad de
toda desesperanza en el ámbito político, social, económico, que nos ha llevado
a esta sociedad nihilista.
Es
bueno creer en Jesús, es una excelente libro que puede ayudar a aquellas
personas que han decaído en su fe o que en estos instantes afrontan el sufrimiento
de la contrariedad, la enfermedad o la ancianidad. Es también un texto que
puede servir a los jóvenes a comprender y afrontar mejor la vida en sus etapas
difíciles. Es un replanteamiento de la evangelización como buena noticia en
este mundo desesperanzado.
Citas del Texto:
“El ser humano crece en la fragilidad
biológica, psíquica y moral, en un mundo creado por Dios, que actualmente está
en devenir, orientado e impulsado por ese mismo Dios hacia la plenitud” (Pág.
51).
“Imposible solidarizarse con los que
sufren y buscan su dicha y liberación, sin sufrir la reacción de los poderosos”
(Pág. 64)
“El Dios cristiano no es el
Dios todopoderoso que nos arranca fuera de la historia y nos transporta, como
por arte de magia, a la vida eterna. Es «el Dios de la esperanza» en el que
confiamos desde la crucifixión. El camino real hacia la resurrección es la cruz”
(Pág. 112).
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