Por: Daniel Estrada R.
BERGER, Klaus, Los primeros Cristianos. Sal Terrae, Santander
2011.
Págs. 374.
Klaus Berger es un reconocido
teólogo alemán, relevante por sus investigaciones sobre Jesús y los orígenes
del cristianismo. Actualmente es profesor emérito de Teología del Nuevo Testamento
en la Facultad de Teología Evangélica de
Heidelberg.
Los Primeros Cristianos es una excelente aproximación introductoria a los
orígenes del cristianismo, en donde el autor perfila con notorio protagonismo a
Jesús de Nazaret y a Saulo de Tarso.
El autor propone como paradigma
de abordaje de la historia de las primeras comunidades cristianas el análisis
exegético de los textos neo- testamentarios, desde una perspectiva “creyente”,
otorgándole a los documentos del Nuevo Testamento un criterio básico de
certeza, pues en ellos no existe intención de engaño.
Los datos y construcciones
narrativas del Nuevo Testamento, tienen
para Berger, mayor valor y profundidad verídica que las teorías tardías que se
construyen prejuiciadamente en relación a los mismos.
El autor desarrolla en diez
capítulos lo que considera los elementos más importantes en el desarrollo
histórico de las primeras comunidades cristianas.
El autor propone la superación de
los abismos “construidos” que separan al Jesús “histórico” de los años
fundacionales del cristianismo. Para ello es necesario ver allí en el lugar
teológico por excelencia: Las sagradas Escrituras, pero desde una hermenéutica
de la confianza. En ello, se emprende una tenaz resistencia contra lo que Berger
considera un “darwinismo” exegético.
En contraposición a una evolución
redaccional de las diferentes tradiciones evangélicas, se propone como
catalizador de la construcción teológica y de vitalidad para las primeras
comunidades cristianas a la parusía y en especial: su retraso (1Tesalonicenses). Pero la contraparte
negativa de la prórroga se remite a la perversión y traición del Evangelio: la
censura del Jesús “histórico” en el Nuevo Testamento.
La obra presenta una
reivindicación, con agudo sarcasmo, de la excepcional figura que se presume fue
Jesús; con lo que se propone acortar la brecha que supone pasar de ser el hijo
de un carpintero en una aldea pobre de Nazaret a ser miembro de la Trinidad.
A diferencia de quienes
consideran esta mejora en el perfil de Jesús como producto de un agudo
publicista de Tarso, Berger se atrinchera en concebir a Jesús ejerciendo su
poder y carisma espiritual en el marco existencial de los campesinos pobres de
Israel, con lo que despertó fascinación y fidelidad en sus seguidores, quienes
se encargaron de continuar el legado del líder que les presentó la realidad del
Reino de Dios no como una construcción teológica sino una posibilidad de “ser”.
Las injerencias políticas del
movimiento de los primeros cristianos está implícitas en Jesús: como el profeta
que propone una alternativa de vida ante la realidad nefasta del imperio
Romano; en el Espíritu Santo que actúa como agente de integración; y en las
proclamas de fe de las primeras comunidades cristianas: Jesús es el Señor, y no
el Cesar.
Berger afirma las razones por las
que el cristianismo se impone sobre las demás religiones contemporáneas,
incluyendo a su religión madre: el judaísmo. Dentro de las que destaca la
figura religiosa de Jesús, el monoteísmo, la ejemplar ética cristiana, a lo
atractivo de la religión para las clases bajas y para las mujeres, el “comunismo”
como alternativa contra el sistema y la apertura misionera a los gentiles.
El autor concluye exponiendo la configuración de los primeros escritos
cristianos y las razones por las que los primeros cristianos sufrieron la misma
suerte de su fundador: el martirio.
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