jueves, 5 de julio de 2012

Los primeros Cristianos de Klaus BERGER (Recensión)



Por: Daniel Estrada R.

BERGER, Klaus, Los primeros Cristianos. Sal Terrae, Santander 2011.
Págs. 374.

Klaus Berger es un reconocido teólogo alemán, relevante por sus investigaciones sobre Jesús y los orígenes del cristianismo. Actualmente es profesor emérito de Teología del Nuevo Testamento en la Facultad de Teología Evangélica  de Heidelberg.
Los Primeros Cristianos es una excelente aproximación introductoria a los orígenes del cristianismo, en donde el autor perfila con notorio protagonismo a Jesús de Nazaret y a Saulo de Tarso.
El autor propone como paradigma de abordaje de la historia de las primeras comunidades cristianas el análisis exegético de los textos neo- testamentarios, desde una perspectiva “creyente”, otorgándole a los documentos del Nuevo Testamento un criterio básico de certeza, pues en ellos no existe intención de engaño.
Los datos y construcciones narrativas del Nuevo Testamento,  tienen para Berger, mayor valor y profundidad verídica que las teorías tardías que se construyen prejuiciadamente en relación a los mismos.
El autor desarrolla en diez capítulos lo que considera los elementos más importantes en el desarrollo histórico de las primeras comunidades cristianas.
El autor propone la superación de los abismos “construidos” que separan al Jesús “histórico” de los años fundacionales del cristianismo. Para ello es necesario ver allí en el lugar teológico por excelencia: Las sagradas Escrituras, pero desde una hermenéutica de la confianza. En ello, se emprende una tenaz resistencia contra lo que Berger considera un “darwinismo” exegético.
En contraposición a una evolución redaccional de las diferentes tradiciones evangélicas, se propone como catalizador de la construcción teológica y de vitalidad para las primeras comunidades cristianas a la parusía y en especial: su retraso (1Tesalonicenses). Pero la contraparte negativa de la prórroga se remite a la perversión y traición del Evangelio: la censura del Jesús “histórico” en el Nuevo Testamento.
La obra presenta una reivindicación, con agudo sarcasmo, de la excepcional figura que se presume fue Jesús; con lo que se propone acortar la brecha que supone pasar de ser el hijo de un carpintero en una aldea pobre de Nazaret a ser miembro de la Trinidad.
A diferencia de quienes consideran esta mejora en el perfil de Jesús como producto de un agudo publicista de Tarso, Berger se atrinchera en concebir a Jesús ejerciendo su poder y carisma espiritual en el marco existencial de los campesinos pobres de Israel, con lo que despertó fascinación y fidelidad en sus seguidores, quienes se encargaron de continuar el legado del líder que les presentó la realidad del Reino de Dios no como una construcción teológica sino una posibilidad de “ser”.
Las injerencias políticas del movimiento de los primeros cristianos está implícitas en Jesús: como el profeta que propone una alternativa de vida ante la realidad nefasta del imperio Romano; en el Espíritu Santo que actúa como agente de integración; y en las proclamas de fe de las primeras comunidades cristianas: Jesús es el Señor, y no el Cesar. 
Berger afirma las razones por las que el cristianismo se impone sobre las demás religiones contemporáneas, incluyendo a su religión madre: el judaísmo. Dentro de las que destaca la figura religiosa de Jesús, el monoteísmo, la ejemplar ética cristiana, a lo atractivo de la religión para las clases bajas y para las mujeres, el “comunismo” como alternativa contra el sistema y la apertura misionera a los gentiles.
El autor concluye exponiendo la configuración de los primeros escritos cristianos y las razones por las que los primeros cristianos sufrieron la misma suerte de su fundador: el martirio.

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