Por: Mario Aguilar Joya
El término “Odio
Teológico” se refiere a la antipatía que se genera en función a áreas
relacionadas a la religión o de las creencias que profesan los individuos. La
violencia generada por este tipo de odio no se circunscribe al plano intelectual,
verbal o escrito; sino que en la mayor parte de casos trasciende a agresiones
físicas con todo el espectro que esto conlleva; llegando en casos extremos incluso
a la persecución, secuestro y exterminio.Ya en el siglo XVII el filoso racionalista y pensador religioso holandés Baruch Spinoza decía que “El Odio Teológico, es el peor de todos los
odios”
A primera vista
el titulo parece contradictorio e imposible: ¿Odio Teológico? Cómo puede ser posible si la Teología es, entre
otras cosas, el Estudio de Dios que es Amor y Misericordia. ¿En dónde cabe que
dentro del estudio teológico del Amor de Dios exista espacio para el odio? Y es
que lamentablemente la historia está llena de ejemplos de esta práctica, tanto
entre miembros de la misma denominación, como miembros de diferentes creencias
religiosas. Después de la Reforma y por
mucho tiempo los protestantes no
consideraron como cristianos a los católicos, algunos católicos no ven
bien las formas de celebrar la Eucaristía de otros grupos, que igualmente son
católicos. Se llega a pensar que los judíos y mormones tienen un «Dios
diferente». El concepto llevo a mencionar al Presidente George Bush que «El
Dios de los Cristianos estaba molesto con el Dios de los Musulmanes» en una alusión completamente equivocada pero
con la finalidad de justificar una invasión y posteriormente el inicio de una
guerra. Subsiguientemente, la administración del presidente Bush utilizo el
nombre de "Operación justicia infinita", para definir su cruzada antiterrorista; este título fue ofensivo
tanto para musulmanes como para cristianos.
En la actualidad
son conocidos mediáticamente dos ejemplos extremos de Odio Teológico: En primer lugar el caso de Boko Haram que es
el nombre de un grupo terrorista fundamentalista islámico, cuyo nombre
traducido es “La Pretensión es Maldición” o a veces traducida también como “La Educación Occidental es Pecado”. Esta
agrupación es la responsable del secuestro de 276 adolescentes de entre 12 y 16
años de edad, hecho perpetrado en Chibok, una villa tradicionalmente cristiana
en el Estado de Borno, que es predominantemente Islámica, la cual se encuentra situada en Nigeria; más aún se estima que
alrededor de 2000 cristianos han muerto en esa zona en lo que va del año. El
segundo caso es el de la Doctora Mariam Ishaq de Sudan quien
se convirtió al cristianismo y se encuentra en cárcel con su hijo de dos años,
el caso es más conmovedor, pues ella estaba
embarazada y dio a luz en prisión. Ha sido condenada a muerte por el
delito de “incompatibilidad religiosa”, es decir que cambio de religión para
poder casarse con un cristiano. Definitivamente estos son ejemplos actuales del
Odio Teológico Descomunal: Tanto los cristianos masacrados por su fe, las adolescentes que han sido secuestradas y maltratadas por el
hecho de ser cristianas, como personas que son castigadas por cambiar de
religión. Todo esto se comete ante la
relativa pasividad del mundo entero y con la consecuente impunidad.
Podríamos especular
que esos son casos extremos y exagerados, en donde la violencia y el maltrato subyugan
la razón y la espiritualidad. Podríamos
llegar a pensar, equivocadamente, que eso solamente ocurre en lugares
distantes; sin embargo lastimosamente,
aun sucede frecuentemente en todos lados, sobre todo en casos donde la
intolerancia religiosa lleva a miembros de la misma denominación religiosa a
creer erradamente que solo sus formas de culto son las correctas, fenómeno
denominado «capillismo» o
aquellos que excluyen a otros porque no
creen en «el mismo Dios», al actuar así, estas personas están haciendo realidad
la famosa cita de Víctor Hugo quien decía que “Mientras más pequeño es el
Corazón de los hombres, más odio alberga.”
Tratar este fenómeno no es fácil, sin embargo una
forma de sobreponerse a este flagelo mundial es a través de la Tolerancia
Religiosa, el Diálogo Interconfesional y el Ecumenismo: El entender que a pesar
de pertenecer a diferentes denominaciones, todos somos iguales, complementarios
y sobre todo Hijos del mismo Dios.
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